Como decía en la entrada anterior, el sábado 25 de octubre, salí en bicicleta. Fuimos a Alcala, que Antonio y Patricia sabían la ruta. También con nosotros vino Luis.
Patri y Antonio en una de nuestras paradas
La ruta es sencilla, según las palabras de Antonio.
- Ir en una hora, comemos un bocadillo, damos vueltas por allí y vuelta en 4 horas estamos aquí. (Antonio)
- Mira que he quedado por la tarde (yo)
- No pasa na eso esta cerca Barba, a las 1 salimos y a las 5 o las 6 como muy tarde estamos aquí.
La mañana empezó bien, cometí el error que suelo cometer muchas veces, y es que me harte de desayudar. Me comí un bocata de jamón, en plan grande, y mas de medio litro de colacao. Es bueno tener energía antes de una salida así, pero no es bueno tener el estomago hasta arriba. A la hora que me tome todo eso eran las 12:3o, así que ya imagináis como estaba mi estomago a las 13:30.
Teniendo en cuenta que no cojo la bici desde hace mucho tiempo no esperaba dar mucho de si. Salimos y cuando pasaron 30 minutos ya no podía mas... que tío, jajaja. Paramos para descansar 2 minutos, y volvimos a la marcha. Fuimos un poco mas adelante subimos una cuesta y me dio un chungo, y tuve que tumbarme un poco. Pero bueno al menos teníamos una buena vista.
La ruta hasta aquí era muy fea, pasamos por al lado de una EDAR (para los que no sabéis que es ya tendréis mas información), también tuvimos que seguir una vía de tren abandonada. En el siguiente tramo pasamos junto al río Guadaira, es bastante bonito todo, para repetir. En el resto del trayecto estuve bastante mejor, no paramos hasta llegar a Alcala. Hay un parque que cruza casi toda la ciudad, muy recomendable.
En este parque a parte de comer también hicimos un poco el tonto.
A eso de las 5 decidimos volver a Sevilla, para ello tuvimos la genial idea de en vez de ir por el mismo camino que tomamos para ir, tomar por el margen contrario del río. El camino en principio era mas duro que el de ida, pero estábamos deseosos de nuevas aventuras. El sendero era estrecho, con grandes baches que mas que baches eran hoyos, y en ocasiones había que pasar rozando algunas alambradas. Todo era divertido y nos lo estábamos pasando genial, pero llego el momento en el camino desapareció... Y ahora ¿que hacer? Volver a tras y tomar por el margen correcto, eso hubiera sido una buena idea, a no ser que ya nos habíamos alejado bastante del puente que cruza el río. Otra opción era seguir por un camino que nos alejaba bastante de la ruta principal. Y por ultimo era estaba la idea de cruzar el río, desde arriba de la loma en la que nos encontrábamos no parecía muy profundo. Así que cometimos el error de bajar las bicis hasta la orilla y cruzarlo. Bueno este vídeo muestra un poco el tema.
Ya abajo no podíamos subir las bicis a donde estaban, así que siguiendo la orilla un poco mas vimos un sendero, que si era difícil el anterior este lo era aun mas. Pero de nuevo el sendero de acabo, y nos vimos inmersos en un campo de cultivo. Había llovido hace poco así que resultaba costoso andar por allí, sino fuera por lo que había sembrado que las raíces servían para dar consistencia a la tierra... Pero como ¿que paso? Pues se volvió a acabar la tierra con cultivo y empezó una tierra recién arada, y muy mojada por la lluvia, era un gran peso arrastrar la bicicleta por esos terrenos. Nuestro amigo Luis empezó a ponerse un poco nervioso porque la noche se nos estaba echando encima y nos quedaban pocos minutos de luz. Y para colmo cuando fui a sacar mi cámara para hacer las fotos convenientes ya no arrancaba, pero esta historia ya se contó.
Bueno llevábamos ya bastante tiempo en semejantes circunstancias cuando el terreno volvió a cambiar. Esta vez era un terreno árido y lleno de matorrales blancos de los que pinchan, y al fin comprendí que cada paso que dábamos nos acercaba mas a minas Morgul. Lo bueno de este terreno es que pudimos volver a montarnos en las bicis, ya imaginais como estábamos después de semejante calvario. A mi me dio un tirón importante mi cuerpo acostumbrado a estar delante de un ordenador ya no podía mas con todo este ejercicio, y esa era su manera de decírmelo. Pero ya estaba casi todo resuelto, el puente que cruza el Guadaira estaba justo delante de nosotros, solo unos metros nos separaban. Pero no todo estaba hecho, puesto que una manada de caballos bajo por la ladera de la loma que bordeaba el valle en el que nos encontrábamos, cortándonos levemente el paso. Tuvimos que pasar con presteza sino queríamos llevarnos una buena coz.
Este fue el ultimo problema que tuvimos, ya allí volvimos a casa sanos y salvos, llenos de barro, pero sanos y salvos.